Viste mi corazón muerto
separado en mil trocitos,
te pusiste en la tarea
de juntar los pedacitos.
Mi alma ya desfallecida
daba su último suspiro
pero tú la reanimaste
y de nuevo yo respiro.
Tanto tiempo congelada
sin tener noción del tiempo,
llegas con calor de vida
y tan fresco como el viento.
Me diste una vida nueva
que quiero pasar contigo;
has obrado en mí milagros,
a donde quieras te sigo.
Lindo poema.
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