A quién quiero yo engañar
ocultando el sentimiento?
Si al final de la partida
es a mí misma a quien miento.
Por qué me empeño en negar
lo que ya es inconfundible?
Si eso no me hará olvidar
el sentimiento temible.
He caído en el amor
otra vez como una ilusa,
aunque conozco este juego
(peor que la ruleta rusa).
Ya he entrado en la dulce trampa,
sé que no podré escapar,
es la red de un sentimiento
del que no me he de librar.
Imágenes cortesía de Jhon Vasquez.
Como siempre, Tania, sabes hablar del irresistible amor y sus a veces penosas consecuencias, con cierto sentido del humor.
ResponderEliminarY sí, muchas veces es una dulce trampa...
Saludos y suerte con tus proyectos.